Desde Ortuella: Lo que quiero sin querer // Iñaki Beitia.
jueves, 21 de mayo de 2015
Cuento para hoy:
7 comentarios:
Anónimo
dijo...
Siempre existe alguien que teniendo la sarten por el mango tiene la posibilidad, si se siente agredido, de laminar al contrario, contrario que nunca tiene esa posibilidad por no tener el mango de dicha sarten sino tener la desgracia de encontrarse dentro. De ahí la importancia de tener dicho mango, por lo cual el que lo tiene nunca lo suelta y evita por diversos medios que otros se lo birlen. Otra posibilidad es no molestar nunca al monstruo y pensar que todo lo que hace lo hace por tu bien. Y no ver, no oir y callar.
Y hay una tercera posibilidad: pensar antes de disparar. Pensar, tomar aire, pensar, pensar y pensar. Suele funcionar muy bie y se evitan males mayores. Pensar.
El monstruo comepiedras del cuento se dedicaba a apilar piedras como diversión poniendo en peligro a los habitantes de la montaña. la actividad en si es monstruosa. Terrorismo le llamarian ahora.
7 comentarios:
Siempre existe alguien que teniendo la sarten por el mango tiene la posibilidad, si se siente agredido, de laminar al contrario, contrario que nunca tiene esa posibilidad por no tener el mango de dicha sarten sino tener la desgracia de encontrarse dentro. De ahí la importancia de tener dicho mango, por lo cual el que lo tiene nunca lo suelta y evita por diversos medios que otros se lo birlen.
Otra posibilidad es no molestar nunca al monstruo y pensar que todo lo que hace lo hace por tu bien. Y no ver, no oir y callar.
Y hay una tercera posibilidad: pensar antes de disparar. Pensar, tomar aire, pensar, pensar y pensar. Suele funcionar muy bie y se evitan males mayores. Pensar.
¿Pensar?
Pensar, calcular los posibles efectos, callar, agachar la cabeza y dejar que el monstruo, mucho mas fuerte siga haciendo de las suyas.
Gran locura animada !
El monstruo al final no era tal cosa. Solo el irreflexivo ve monstruos donde no los hay.
Y podemos seguir con la metáfora del cuento años y años.
El monstruo comepiedras del cuento se dedicaba a apilar piedras como diversión poniendo en peligro a los habitantes de la montaña.
la actividad en si es monstruosa. Terrorismo le llamarian ahora.
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