Cuando tras una jornada electoral, uno abre medio dormido su ordenador por la mañana y se encuentra delante de los ojos con que "alguien" ha escrito lo que uno anda rumiando por dentro, la tentación es demasiado grande como para no caer en ella.
Antes que yo moviera un dedo, Julen Iturbe , uno de Urioste además, ya habia colgado en su blog este estado de animo , que no me resisto a reproducir:
"Llegarán las oscuras negociaciones" ( Tomado de su blog: Consultoría artesana en la red)
He seguido desde la barrera las elecciones. Reconozco que voto. Sí, yo también voto. Claro que, al paso que vamos, algún año de estos estará al caer no hacerlo. Porque ayer, tras los resultados, fue otra vez lo mismo. Un guión absolutamente previsible donde ya nadie está pensando en el objetivo final de servir a la ciudadanía. Ahora todos miran a cómo conseguir más poder. Ya tendrán tiempo de caer en corruptelas.
El caso es que ahora se pone en marcha la negociación. Y asistiremos a un ejercicio alejado en extremo de prácticas abiertas y de transparencia. Entrarán en juego las oscuras ofertas de esto por aquello. ¿Alguien pensando en la gobernabilidad futura y tender puentes entre puntos de vista distintos? Me temo que no. En absoluto. Ahora comienzan negociaciones donde a la ciudadanía se la echa a un lado. Ya no tiene nada que decir. Son nuestros representantes quienes se ponen manos a la obra.
Se van a aplicar argumentos inmundos que quedarán tapados por toneladas de declaraciones bien infoxicadas. Eso sí, darán trabajo al periodismo de investigación, que tendrá que intentará descubrir qué oscuras maniobras se pusieron en marcha.
¿Os imagináis a un político twitteando estas negociaciones?, ¿poniendo en su blog los argumentos de la negociación?, ¿explicando qué limitaciones se plantean en el ámbito estatal? No, ahora volverán a un estado primigenio de su condición política: ha llegado la hora de la negociación a puerta cerrada. Transparencia cero. Es el momento de la verdad. Ya no nos necesitan. No, porque ahora ellos se sienten tocados por la mano de Dios. Han sido elegidos por el pueblo, están legitimados.
En realidad votamos a partidos. No decidimos sobre nuestro gobierno, sino sobre el paso previo: la cantidad de asientos que se reparten. Luego, cuando se entra a saco, hacemos discreto mutis y nos quedamos esperando. Eso sí, nada de 2.0. La
sabiduría de las multitudes llega hasta donde llega. Si llega."