José vino del Sur hace años buscando una
segunda oportunidad. Amante y apasionado de la música, recordaba con añoranza
su pasado como trompeta en una orquesta
de Bamako. La situación violenta en el país hizo que otros como él se lanzaran
a buscar otros caminos. Con el curriculum que le avalaba, y su habilidad para
tocar casi cualquier instrumento, no tuvo muchos problemas para encontrar
trabajo en España. Le contrataron en Madrid en el Conservatorio Joaquín Turina.
Allí fue donde conoció a Mariam , una
compatriota dulce y espectacular a la que quedó rápidamente enganchado.
Ahora, las circunstancias habían cambiado
mucho, Recordó cómo se conocieron. Ella, una virtuosa del violín, él, un
prestidigitador de casi todo. Ella, una joven soltera. El, un maduro profesor
sano, y sin compromiso. Todo jugaba a su favor. Cuando a Marian le
diagnosticaron una insuficiencia renal crónica, José lo tuvo claro. Ya estaba
decidido a compartir con ella sus gustos, manías, y toda una vida, por lo que
tras realizarse las pruebas de compatibilidad, sin dudarlo un segundo, le donó
su riñón.