Las lluvias constantes de esta temporada, además de aburrirnos, entristecernos el ánimo y hacernos desear el solecito de la primavera, han inundado amplias zonas de La Balsa y nos han permitido ver como la naturaleza continua su labor de regeneración a poco que la dejemos. En las fotos podéis ver algunos ánades reales alimentandose (comen semillas, tuberculos, insectos y otros invertebrados), y descansando en las improvisadas y efímeras lagunas que se han conformado estos días. Un lujo.
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