Como si de una plaga venenosa se tratara fue subiendo, monte arriba y se llevó
todo por delante, las cortezas de los árboles, los árboles, los jabalíes que se
rascaban en las cortezas de esos árboles, la mariquita que se resguardaba bajo
esa corteza y hasta la flor de jara en la que la mariquita descansaba. El ruido
cesó y todo cambió. Ahora todo es gris. A veces lo enmascaran de blanco o de
otros colores que imitan a otros colores; azul mar, verde pino, rosa jara, pero
debajo todo es gris. Gris cemento.
Mafalda Bellido Monterde
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