Uno de cada cinco ciudadanos de nuestro país sufre
precariedad laboral, sanitaria o falta de vivienda. La mayor encuesta sobre
exclusión social que se realiza en el Estado español, el VII Informe
Foessa, refleja una realidad difícil de asumir, pero que se palpa con los
dedos a poco que observemos la realidad.
Los datos
son reveladores: el 25% de la población española es excluida, y casi la
mitad de ellos (cinco millones) se encuentran en exclusión severa. Muchos
de ellos desde hace tiempo: dos de cada tres personas ya estaban en esta
situación antes de la llamada crisis. La precariedad, según constata el informe, afecta
a ámbitos como la vivienda o la salud. De los 11,7 millones de excluidos, el
77,1% padecen exclusión del empleo, el 61,7% de la vivienda y el 46% de la
salud. Un tercio de los jóvenes viven en hogares excluidos: "la
generación hipotecada".
Leelo (y reflexiona si quieres) completo pulsando aquí y el informe para el Pais Vasco en euskera aquí. En castellano aquí.

"La llamada crisis no ha afectado a todos por igual. Ha afectado mucho más a los
que ya estaban excluidos, a los más vulnerables. Incluso, ha llegado a
erosionar la dignidad de las personas", y como ejemplo de la desastrosa politica de inmigración :"los últimos acontecimientos en
la frontera sur nos lo demuestran". En tercer lugar, "para combatir la pobreza y la exclusión hay
que potenciar los procesos de inclusión social". "Tenemos
que hacer un esfuerzo de coherencia. Si no es así, podemos generar una
sociedad sin personas, que vaya bien en lo macroeconómico pero que sea
insufrible en el día a día".
Tambien proponen una lucha
contra la corrupción. "Hay que subrayar la masiva necesidad de
moralizar la sociedad. Tenemos que volver a invocar a la ética para generar
hospitalidad en vez de construir vallas; valores cívicos frente a la globalización
de la indiferencia; un clamor para erradicar la inmoralidad pública; y una
súplica a la moral para que todos nos sintamos miembros de la misma familia. No
podemos olvidar que vivimos en un mundo fracturado, o mirar a los hermanos del
Sur que siguen sufriendo y muriendo".
A modo de propuestas, apuntan:
o Considerarlos indicadores de desigualdad, pobreza,
exclusión social y privación material como indicadores privilegiados que
permitan un diagnóstico riguroso de desarrollo social.
o Evaluar la acción política a la vista del impacto
que tiene sobre estos indicadores, con especial atención las políticas que
contribuyen al auténtico desarrollo: sanidad, educación, empleo, redistribución
de la riqueza y garantía de ingresos.
o Conseguir que la protección social alcance
estándares básicos en todo el territorio y que se haga operativa a través de un
sistema de «garantía de mínimos».
o Desarrollar una protección social basada en el
fortalecimiento de los servicios sociales públicos, que no quede reducida a la
mera gestión de las prestaciones económicas.
o Construir un compromiso redistributivo ético que nos
acerque a la media europea. A este respecto, los impuestos no pueden quedar al
margen de la obligada cohesión social, ya que no es posible mantener un sistema
de servicios públicos equitativo y de calidad sin la aportación de todos los
ciudadanos al mismo, cada uno en función de sus ingresos y su patrimonio.
o Considerar el gasto social como «inversión social»,
dando prioridad a aquellos ámbitos que son más correctores en términos de
desigualdad, como sanidad, educación, pensiones y rentas mínimas.
o Eliminar la sobrecarga que recae sobre los hogares,
tanto por el debilitamiento de los servicios públicos como por el impacto de la
crisis.
o Desarrollar políticas familiares eficaces y con
recursos suficientes que contrarresten, entre otros, el riesgo actual que
conlleva la presencia de menores en el hogar.
o Poner en marcha de una política eficaz que evite la
transmisión intergeneracional de la pobreza, que es uno de los peligros
latentes hoy y de especial gravedad para el futuro.
( Gracias Macri por tu aportación)
3 comentarios:
Mal modelo de sociedad hemos elegido.Miope e insolidario, y por ese camino no llegaremos a buen sitio.
Estamos a tiempo para una reacción colectiva o esto no tendrá buena salida.La crisis es la consecuencia de un modelo no es causa ojala entendamos que es el fruto ineludible de un modelo social concreto al que la propia crisis retroalimenta y fortalece.
Si nuestro modelo de distribución de la renta no reduce la desigualdad en épocas de bonanza.Ya con vacas flacas ni te digo. El porcentaje de hogares afectados simultáneamente por problemas de privación material y de pobreza monetaria ha aumentado casi un 50%. Además no ha afectado a todos por igual:son las familias de mayor tamaño las que más afectadas se han visto. Familias en las que hay muchos niños y jóvenes.Se ha multiplicado la vulnerabilidad de la juventud. Ha medio barrido la incipiente inmigración.Además de no invertirse la tendencia de las bajas tasas de fecundidad , estaremos poniendo en riesgo el modelo social, pues estaríamos en una dinámica demográfica muy negativa.
Infumable situación.Nos están jodiendo por todos los lados.
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