Si hay profes que pensamos que tenemos que seguir explicando en clase con niñas y niños callados, mandar para casa unos ejercicios del libro de texto y hacer como máximo dos o tres exámenes por trimestre para evaluar, entonces llevar ordenadores a las aulas es tirar el dinero a la basura. Dentro de este modelo arcaico, la tecnología se convierte en una putada que sólo dará problemas, alterará el ambiente y nos dará un montón más de curro en casa. Si hacemos que sea el alumnado el que produce, analiza y evalúa lo que va haciendo, y nosotros le acompañamos, proponemos, orientamos, generamos encuentros y relaciones; si somos dinamizadores, vamos, la cosa puede pintar mejor.
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