Mi objeto favorito es una cafetera italiana de dos tazas que herede de mi abuela, hace el mejor café del mundo. Se podria suponer que porque escondia el único placer que pudieron costearse durante los años duros, porque sabía de sus lágrimas y sus risas, o porque fué cuidada con una joya; pero no, el secreto es que nunca se lavó con jabón.
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