Desde Ortuella: Lo que quiero sin querer // Iñaki Beitia.
miércoles, 22 de abril de 2009
Día de la tierra
Hoy 22 de Abril, se celebra en muchos países el Día de la Tierra. Al hilo de la fecha nos gustaria publicar esta frase en nuestro blog local:
3 comentarios:
B. C.
dijo...
En la celebracion del fin de semana del dia de la tierra en Bilbo tu tambien puedes dexcir Coke no con nosotros. El Sabado a las 12,30 en la plaza del sagrado Corazón. Animaos.
Os dejamos con esta magnifica relexión de Leonardo Boff:
"El camino más corto hacia el fracaso" 2009-04-24
De las muchas reflexiones acerca del colapso del sistema neoliberal, tres despuntan con claridad. La primera es que para salvar el Titanic que se hunde no bastan correcciones y regulaciones del sistema que naufraga. Se necesita otra ruta que evite el choque con el iceberg: una producción que no se rija solamente por la ganancia ni por un consumo ilimitado y excluyente. La segunda, no valen rupturas bruscas con la ilusión de que nos transportarían a otro mundo posible, pues seguramente implicarían el colapso total del sistema de convivencia con incontables víctimas, sin tener la seguridad de que de las ruinas fuera a nacer un orden mejor. La tercera, la categoría sostenibilidad es el eje de cualquier intento de solución. Esto significa: el desarrollo necesario para el mantenimiento de la vida humana y para la preservación de la vitalidad de la Tierra no puede seguir las pautas de crecimiento hasta ahora vigentes. Es demasiado depredador del capital natural y parco en solidaridad generacional presente y futura. Es necesario encontrar un equilibrio sutil entre la capacidad de aguante y de regeneración de la Tierra con sus diferentes ecosistemas y el pretendido desarrollo necesario para asegurar el buen vivir humano y la continuidad del proyecto planetario en curso, equilibrio que representa la nueva e irreversible fase de la historia.
Esta diligencia necesita acoger la estrategia de la transición desde el paradigma actual, que no garantiza un futuro sostenible, a un nuevo paradigma, construido por la cooperación intercultural, que signifique un nuevo ajuste entre economía y ecología en la perspectiva del mantenimiento de la vida en la Tierra.
¿Dónde veo el gran cuello de botella? En la cuestión ecológica. Apenas está siendo citada en passant en las agendas políticas que buscan la superación de la crisis. En la reunión del G-20 el día 2 de abril en Londres, el tema no influyó en la formulación de los instrumentos para ordenar el caos sistémico. No se trata solamente del calentamiento global, el más grave de todos, sino también del deshielo, de la acidez de los océanos, de la desertización creciente, de la deforestación de grandes zonas tropicales y de la aparición del planeta-favela, a causa de la urbanización salvaje y del desempleo estructural. Y más todavía: la revelación de los datos que muestran la insostenibilidad general de la propia Tierra, cuyo consumo humano ha sobrepasado en un 30% su capacidad de reposición.
Una naturaleza devastada y un tejido social mundial dilacerado*desgarrado por el hambre y por la exclusión anulan las condiciones para reproducir el proyecto del capital dentro de un nuevo ciclo. Todo indica que los límites de la Tierra son los límites terminales de este sistema que ha imperado durante varios siglos.
El camino más corto hacia el fracaso de todas las iniciativas que buscan salir de la crisis sistémica es esta desconsideración del factor ecológico. No es una «externalidad» que se pueda tolerar por ser inevitable. O lo situamos en el centro de cualquier solución posible o tendremos que aceptar el eventual fracaso de la especie humana. La bomba ecológica es más peligrosa que todas las bombas letales ya construidas y almacenadas.
Esta vez tenemos que ser colectivamente humildes y escuchar lo que la propia naturaleza, a gritos, nos está pidiendo: renunciar a la agresión que el actual modelo de producción y consumo implica. No somos dioses ni dueños de la Tierra sino sus criaturas y sus inquilinos. Bellamente termina Rose Marie Muraro un libro que será publicado en breve por la Editorial Vozes: Queriendo ser Dios, ¿por qué?: «Cuando hayamos desistido de ser dioses podremos ser plenamente humanos, que aun no sabemos qué es, pero que intuíamos desde siempre».
3 comentarios:
En la celebracion del fin de semana del dia de la tierra en Bilbo tu tambien puedes dexcir Coke no con nosotros. El Sabado a las 12,30 en la plaza del sagrado Corazón. Animaos.
Os dejamos con esta magnifica relexión de Leonardo Boff:
"El camino más corto hacia el fracaso" 2009-04-24
De las muchas reflexiones acerca del colapso del sistema neoliberal, tres despuntan con claridad. La primera es que para salvar el Titanic que se hunde no bastan correcciones y regulaciones del sistema que naufraga. Se necesita otra ruta que evite el choque con el iceberg: una producción que no se rija solamente por la ganancia ni por un consumo ilimitado y excluyente. La segunda, no valen rupturas bruscas con la ilusión de que nos transportarían a otro mundo posible, pues seguramente implicarían el colapso total del sistema de convivencia con incontables víctimas, sin tener la seguridad de que de las ruinas fuera a nacer un orden mejor. La tercera, la categoría sostenibilidad es el eje de cualquier intento de solución. Esto significa: el desarrollo necesario para el mantenimiento de la vida humana y para la preservación de la vitalidad de la Tierra no puede seguir las pautas de crecimiento hasta ahora vigentes. Es demasiado depredador del capital natural y parco en solidaridad generacional presente y futura. Es necesario encontrar un equilibrio sutil entre la capacidad de aguante y de regeneración de la Tierra con sus diferentes ecosistemas y el pretendido desarrollo necesario para asegurar el buen vivir humano y la continuidad del proyecto planetario en curso, equilibrio que representa la nueva e irreversible fase de la historia.
Esta diligencia necesita acoger la estrategia de la transición desde el paradigma actual, que no garantiza un futuro sostenible, a un nuevo paradigma, construido por la cooperación intercultural, que signifique un nuevo ajuste entre economía y ecología en la perspectiva del mantenimiento de la vida en la Tierra.
¿Dónde veo el gran cuello de botella? En la cuestión ecológica. Apenas está siendo citada en passant en las agendas políticas que buscan la superación de la crisis. En la reunión del G-20 el día 2 de abril en Londres, el tema no influyó en la formulación de los instrumentos para ordenar el caos sistémico. No se trata solamente del calentamiento global, el más grave de todos, sino también del deshielo, de la acidez de los océanos, de la desertización creciente, de la deforestación de grandes zonas tropicales y de la aparición del planeta-favela, a causa de la urbanización salvaje y del desempleo estructural. Y más todavía: la revelación de los datos que muestran la insostenibilidad general de la propia Tierra, cuyo consumo humano ha sobrepasado en un 30% su capacidad de reposición.
Una naturaleza devastada y un tejido social mundial dilacerado*desgarrado por el hambre y por la exclusión anulan las condiciones para reproducir el proyecto del capital dentro de un nuevo ciclo. Todo indica que los límites de la Tierra son los límites terminales de este sistema que ha imperado durante varios siglos.
El camino más corto hacia el fracaso de todas las iniciativas que buscan salir de la crisis sistémica es esta desconsideración del factor ecológico. No es una «externalidad» que se pueda tolerar por ser inevitable. O lo situamos en el centro de cualquier solución posible o tendremos que aceptar el eventual fracaso de la especie humana. La bomba ecológica es más peligrosa que todas las bombas letales ya construidas y almacenadas.
Esta vez tenemos que ser colectivamente humildes y escuchar lo que la propia naturaleza, a gritos, nos está pidiendo: renunciar a la agresión que el actual modelo de producción y consumo implica. No somos dioses ni dueños de la Tierra sino sus criaturas y sus inquilinos. Bellamente termina Rose Marie Muraro un libro que será publicado en breve por la Editorial Vozes: Queriendo ser Dios, ¿por qué?: «Cuando hayamos desistido de ser dioses podremos ser plenamente humanos, que aun no sabemos qué es, pero que intuíamos desde siempre».
Leonardo Boff
Como vosotros pienso que o hacemos que todos los dias sean el dia de la Tierra o poco futuro nos queda.
Salud.
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