Vuestros niños no son vuestros niños.
Son los hijos e hijas del propio anhelo de vida.
Vienen a través de vosotros pero no provienen de vosotros
y aunque están con vosotros no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor pero no vuestros pensamientos,
puesto que tienen sus propios pensamientos.
podéis alojar sus cuerpos mas no sus almas,
puesto que sus almas moran en la casa del mañana, que vosotros no podéis visitar, ni en vuestros sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no intentéis hacerlos como vosotros, puesto que la vida no mira ni espera al ayer.
Sois los arcos de los que vuestros niños parten como flechas vivientes.
Abandonaos en manos del arquero: será para bien.
Jalil Gibran, un poeta libanés nacido a finales del XIX.
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