Hasta donde le alcanzaba la memoria, el libro siempre había estado en su casa, pero esta vez, cuando lo cogió entre sus manos, una sensación de miedo le invadió, y un sudor frío le empapó todo su cuerpo. Contuvo la respiración, abrió la portada, y respiró aliviado, la quiniela premiada estaba allí.
Miguel Muñoz Sánchez.
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