Esta semana Berdinak = Iguales tratará cómo, desde la niñez, a bastantes personas se les considera diferentes, infrapersonas, incapaces, perturbadas, anormales o locas y se les priva de algunos derechos que tienen como ciudadanos. La mayoría son tratadas con potentes drogas psiquiátricas, desde la hipermotilidad infantil o transtornos de atención que terminarían resolviéndose con el desarrollo en personas normales, y que con el empleo de estos fármacos que crean adición, se sumarán a los numerosos tratamientos para la depresión, el estrés, la ansiedad etc. alimentando la industría farmacológica en este sector. Un gran negocio con enormes ganancias para todos menos para los enfermos porque con el uso de estos medicamente no se ha podido certificar ni una sola cura. Al contrario, nuestros invitados, Javier Nicolás y Raúl Verano de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos, afirman que con un alto costo en vidas y con daños irreversibles a muchas más. El afán de lucro del sistema económico que padecemos no deja un resquicio en la vida en el que hacer negocio: desde el nacimiento en la clínica privada hasta la gestión de la muerte en los tanatorios pasando por la industría farmaceútica y la necesidad imperiosa para el sistema de PRIVATIZAR Y CONVERTIR EN NEGOCIO LA SANIDAD PÚBLICA y la atención a los enfermos.
Berdinak = Iguales es un programa de IROLA IRRATIA 107.5 FM Bilbao y www.sindominio.net/irola
Hace unos días recibí este emotivo correo de un padre preocupado por haber medicado a su hijo con peligrosos medicamentos para una enfermedad que, por decirlo de una manera suave, es cuando menos polémica:
"Buenas noches, mi nombre es Jordi Badía y soy padre de un niño al que diagnosticaron Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactivdad (TDAH) con cuatro años, lo medicamos un año y lo dejamos porque cuando tomaba la pastilla parecía otro, parecía un extraño. Nos quedamos solos hasta que decidimos escribir nuestro blog. Hoy en dia tiene dificultades con el aprendizaje que va superando y el TDAH está completamente descartado (ya tiene ocho años).
Me ha costado, pero ya no me creo el cuento del TDAH y no comprendo cómo pude darle algo tan horrible a mi hijo (metilfenidato y risperiona con solo cuatro años). Mantengo contacto con muchas personas a través de mi blog y es exagerado la cantidad de niños diagnosticados con TDAH erróneamente, últimamente recibo muchos casos de niños con altas capacidades etiquetados de TDAH. Cuando se decubre que el diagnóstico estaba equivocado ni le pedimos explicaciones al médico que se equivocó.
Bueno quería presentarme un poco antes de comentarle lo siguiente. Seguro que no le digo nada que no sepa, pero le dejo un enlace de mi blog donde explico la relación (familiar) entre la Fundación ADANA, que es una asocición de familiares de niños con TDAH, y Laboratorios Rubió. Quizá piense que no hace falta mucho para establecer esta relación pero para mí fue muy importante porque el dia que la establecí perdí la poca inocencia que me quedaba. ¡Con razón me insultan cada vez que hago un comentario en una de estas asociaciones!
En los últimos tiempos observamos una corriente de opinión que parece responsabilizar al paciente por el “mal uso” o el “buen uso” de las medicinas y que intenta alegar que el aumento del gasto en medicamentos produce una disminución de los ingresos hospitalarios. Pero ignora por ejemplo estudios en varios países desarrollados, que indican que un alto porcentaje de ingresos en salas generales de hospitales (hasta el 36% en uno de ellos) se deben a “actos médicos” mayormente trastornos iatrogénicos (producidos por medicinas). Un estudio francés mantenido durante varios años, muestra que hasta un 11% de ingresos a la unidad de cuidados intensivos, con un 13% de ellos teniendo desenlaces fatales, eran debidos a esos trastornos iatrogénicos. No hay referencias en esos estudios de que la “irresponsabilidad” del paciente sea el principal factor en los ingresos pero si de que las buenas prácticas prescriptivas y de seguimiento hubieran podido prevenir un buen porcentaje de ellos.
Es llamativo también que la llamada ley de los “diminishing returns” (“ ganancias decrecientes”) sea invocada a veces por aquellos que critican los controles del gasto farmacéutico pero que se olvidan de aplicarla para los incrementos del mismo gasto, cuando esta ley se ha demostrado operativa en tan variadas especialidades como obstetricia, gastroenterología y psiquiatría. Con respecto a esta última especialidad la existencia de “ventanas terapéuticas”, (efectividad del medicamento dentro de límites en la dosificación y/o temporales) se ignora con demasiada frecuencia, lo que lleva a rutinarios incrementos de la dosis o a la polifarmacia con resultados que raramente justifican el gasto y que a veces son dañinos.
Es por todo esto por lo que hay que dar mucha importancia a herramientas tales como los “cataloguiños”, así como hay que dársela a farmacéuticos que siendo absolutamente independientes de las dinámicas comerciales y trabajando en un ámbito puramente público, sean capaces de examinar críticamente los efectos y precios de las medicinas e informar tanto a los facultativos que las prescriben como a los gestores y políticos encargados de racionalizar ese gasto. Sin esto, intervenciones tales como la limitación a genéricos, serán pronto obviadas por una industria que se diga lo que se diga está dominada por gigantescas compañías cuyas motivaciones y métodos incluyen algunos que nada tienen que ver con la investigación científica o la sanidad pública.
Parece ser que la sanidad española tiene uno de los presupuestos más bajos del mundo desarrollado y aun así tiene a muy pocos países por delante en eficiencia o efectividad. Pero hay problemas. Es necesario un aumento del presupuesto sanitario pero no necesariamente en los crecimientos de las facturaciones de farmacia. Tales crecimientos, proyectados por las grandes corporaciones internacionales para sus accionistas, no van a solucionar esos problemas sino que los multiplicarán. Y en absoluto el hacer inversiones para costear crecimientos de gasto farmacéutico será la mejor manera de crear empleo en nuestra sanidad.
7 comentarios:
Un Video-clip simplemente genial.
Me quedé sin palabras al ver las tonterias que podemos decir cuando no sabemos. Muy bien.
Me ha encantado. Es un mensaje de esperanza.
me encanta,cuanto juzgamos...... sin saber.Mas videos de estos por favor
Esta semana Berdinak = Iguales tratará cómo, desde la niñez, a bastantes personas se les considera diferentes, infrapersonas, incapaces, perturbadas, anormales o locas y se les priva de algunos derechos que tienen como ciudadanos. La mayoría son tratadas con potentes drogas psiquiátricas, desde la hipermotilidad infantil o transtornos de atención que terminarían resolviéndose con el desarrollo en personas normales, y que con el empleo de estos fármacos que crean adición, se sumarán a los numerosos tratamientos para la depresión, el estrés, la ansiedad etc. alimentando la industría farmacológica en este sector. Un gran negocio con enormes ganancias para todos menos para los enfermos porque con el uso de estos medicamente no se ha podido certificar ni una sola cura. Al contrario, nuestros invitados, Javier Nicolás y Raúl Verano de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos, afirman que con un alto costo en vidas y con daños irreversibles a muchas más.
El afán de lucro del sistema económico que padecemos no deja un resquicio en la vida en el que hacer negocio: desde el nacimiento en la clínica privada hasta la gestión de la muerte en los tanatorios pasando por la industría farmaceútica y la necesidad imperiosa para el sistema de PRIVATIZAR Y CONVERTIR EN NEGOCIO LA SANIDAD PÚBLICA y la atención a los enfermos.
Berdinak = Iguales es un programa de IROLA IRRATIA 107.5 FM Bilbao y www.sindominio.net/irola
Hace unos días recibí este emotivo correo de un padre preocupado por haber medicado a su hijo con peligrosos medicamentos para una enfermedad que, por decirlo de una manera suave, es cuando menos polémica:
"Buenas noches, mi nombre es Jordi Badía y soy padre de un niño al que diagnosticaron Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactivdad (TDAH) con cuatro años, lo medicamos un año y lo dejamos porque cuando tomaba la pastilla parecía otro, parecía un extraño. Nos quedamos solos hasta que decidimos escribir nuestro blog. Hoy en dia tiene dificultades con el aprendizaje que va superando y el TDAH está completamente descartado (ya tiene ocho años).
Me ha costado, pero ya no me creo el cuento del TDAH y no comprendo cómo pude darle algo tan horrible a mi hijo (metilfenidato y risperiona con solo cuatro años). Mantengo contacto con muchas personas a través de mi blog y es exagerado la cantidad de niños diagnosticados con TDAH erróneamente, últimamente recibo muchos casos de niños con altas capacidades etiquetados de TDAH. Cuando se decubre que el diagnóstico estaba equivocado ni le pedimos explicaciones al médico que se equivocó.
Bueno quería presentarme un poco antes de comentarle lo siguiente. Seguro que no le digo nada que no sepa, pero le dejo un enlace de mi blog donde explico la relación (familiar) entre la Fundación ADANA, que es una asocición de familiares de niños con TDAH, y Laboratorios Rubió. Quizá piense que no hace falta mucho para establecer esta relación pero para mí fue muy importante porque el dia que la establecí perdí la poca inocencia que me quedaba. ¡Con razón me insultan cada vez que hago un comentario en una de estas asociaciones!
En los últimos tiempos observamos una corriente de opinión que parece responsabilizar al paciente por el “mal uso” o el “buen uso” de las medicinas y que intenta alegar que el aumento del gasto en medicamentos produce una disminución de los ingresos hospitalarios. Pero ignora por ejemplo estudios en varios países desarrollados, que indican que un alto porcentaje de ingresos en salas generales de hospitales (hasta el 36% en uno de ellos) se deben a “actos médicos” mayormente trastornos iatrogénicos (producidos por medicinas). Un estudio francés mantenido durante varios años, muestra que hasta un 11% de ingresos a la unidad de cuidados intensivos, con un 13% de ellos teniendo desenlaces fatales, eran debidos a esos trastornos iatrogénicos. No hay referencias en esos estudios de que la “irresponsabilidad” del paciente sea el principal factor en los ingresos pero si de que las buenas prácticas prescriptivas y de seguimiento hubieran podido prevenir un buen porcentaje de ellos.
Es llamativo también que la llamada ley de los “diminishing returns” (“ ganancias decrecientes”) sea invocada a veces por aquellos que critican los controles del gasto farmacéutico pero que se olvidan de aplicarla para los incrementos del mismo gasto, cuando esta ley se ha demostrado operativa en tan variadas especialidades como obstetricia, gastroenterología y psiquiatría. Con respecto a esta última especialidad la existencia de “ventanas terapéuticas”, (efectividad del medicamento dentro de límites en la dosificación y/o temporales) se ignora con demasiada frecuencia, lo que lleva a rutinarios incrementos de la dosis o a la polifarmacia con resultados que raramente justifican el gasto y que a veces son dañinos.
Es por todo esto por lo que hay que dar mucha importancia a herramientas tales como los “cataloguiños”, así como hay que dársela a farmacéuticos que siendo absolutamente independientes de las dinámicas comerciales y trabajando en un ámbito puramente público, sean capaces de examinar críticamente los efectos y precios de las medicinas e informar tanto a los facultativos que las prescriben como a los gestores y políticos encargados de racionalizar ese gasto. Sin esto, intervenciones tales como la limitación a genéricos, serán pronto obviadas por una industria que se diga lo que se diga está dominada por gigantescas compañías cuyas motivaciones y métodos incluyen algunos que nada tienen que ver con la investigación científica o la sanidad pública.
Parece ser que la sanidad española tiene uno de los presupuestos más bajos del mundo desarrollado y aun así tiene a muy pocos países por delante en eficiencia o efectividad. Pero hay problemas. Es necesario un aumento del presupuesto sanitario pero no necesariamente en los crecimientos de las facturaciones de farmacia. Tales crecimientos, proyectados por las grandes corporaciones internacionales para sus accionistas, no van a solucionar esos problemas sino que los multiplicarán. Y en absoluto el hacer inversiones para costear crecimientos de gasto farmacéutico será la mejor manera de crear empleo en nuestra sanidad.
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