Angel solia llevar un chaleco con un montón de bolsillos, bolsillos siempre repletos de las cosas más insólitas: cosas útiles y otras manifiestamente inútiles podían surgir de él en cualquier momento como de la chistera de un mago enloquecido.
Nadie sin embargo, ni siquiera el propio Angel, sospechaba que todos esos objetos se habían distribuido ordenadamente y con un propósito. Un pen drive, los papeles y bolígrafos vivían en el bolsillo izquierdo, a mano para que Angel tomara sus notas para luego tallar sus cuentos. La brújula, unos clips y otros objetos inusuales aguardaban pacientemente una oportunidad de ser útiles en los bolsillos del lado derecho, al alcance de su mano mas torpe. Las llaves, cartera y otros objetos aburridos pero importantes hallaban acomodo en los bolsillos protegidos con cremallera. Una cámara, su amuleto y otra cinta para su pelo largo se establecieron en un bolsillo de la espalda, ausente de la vida cotidiana pero accesible en momentos de necesidad. Y en el bolsillo interior, a la altura del corazón, Ángel guardaba un diablillo, regalo de una amiga que hace tiempo amó.
Nadie sin embargo, ni siquiera el propio Angel, sospechaba que todos esos objetos se habían distribuido ordenadamente y con un propósito. Un pen drive, los papeles y bolígrafos vivían en el bolsillo izquierdo, a mano para que Angel tomara sus notas para luego tallar sus cuentos. La brújula, unos clips y otros objetos inusuales aguardaban pacientemente una oportunidad de ser útiles en los bolsillos del lado derecho, al alcance de su mano mas torpe. Las llaves, cartera y otros objetos aburridos pero importantes hallaban acomodo en los bolsillos protegidos con cremallera. Una cámara, su amuleto y otra cinta para su pelo largo se establecieron en un bolsillo de la espalda, ausente de la vida cotidiana pero accesible en momentos de necesidad. Y en el bolsillo interior, a la altura del corazón, Ángel guardaba un diablillo, regalo de una amiga que hace tiempo amó.
1 comentario:
Hemen duzue beste bat Walik egindakoa:
"Ile-apaindegirako bidean belarriak izoztu zaizkit.
Bidean gurutzatzen ditudan lagunek ere hotz aurpegia daukate: txamarra handiak soinean, eskularruak jantzita eta txapela buruan izan arren, hotzak daude.
Nik ez dut txapelik jantzi eta, horregatik, belarriak izoztuta nabaritzen ditut.
—Betiko moduan moztu —esan diot Juliori ile-apaindegira sartu orduko.
—Betiko moduan? —asaldatu da Julio—. Kalean hotz izugarria dago! Erotu egin al haiz?
Ez diot eztabaidarako betarik eman eta betiko moduan makina hartuta kaskamotz utzi dit burualdea.
Pozik atera naiz kalera, pisu galanta arinduta. Julio sumatu dut ile-apaindegiko kristal atzetik begira, atsekabetuta. Azkar nabaritu dut kaleko hotza buruan baina, oraingoan, txamarrako patrikatik txapela aterata berehala estali dut kaskoa.
Orain, belarriak bero gorde ditzaket buruko ile guztiak arrotzeko beldurrik gabe."
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