Era malo, malo, malísimo, más malo que los hombres-lobo, que los vampiros, que las suegras, que los ogros y que Bin Laden.
Fue él quien les fue contando a sus hijas que los Reyes Magos no existían; que Bambi era un cervatillo gay; que Guillermo Tell realmente falló y mató a su hijo; que el flautista de Hamelín drogaba a las ratas (que le seguían en pleno mono) ; que el Principito nunca salió de su palacio; que Harry Potter se meaba en la cama con catorce años; que la Bella Durmiente tenía un aliento asqueroso; que Peter Pan era agente de la CIA; que Alicia se fumaba no se qué ; que la nariz de Pinocho no crecía con las mentiras, sino cuando se la tocaba en la cama ; que los tres cerditos acabaron hechos salchichón; que Caperucita solo buscaba un responsable de su embarazo y que Ali Babá estafó en realidad a los ladrones y con su tesoro empezó a buscar petróleo por Oriente Medio, no se sabe para qué.
Pero ellas le creyeron y hoy las dos viven del cuento: Ana ilustra y Eva crea las historias más fantásticas que puedas escuchar.
Pero ellas le creyeron y hoy las dos viven del cuento: Ana ilustra y Eva crea las historias más fantásticas que puedas escuchar.
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