Ayer me senté en el tren tras un veinteañero de acné salvaje y rizos acartonados que desde su asiento decia: "Oye... mira... ¿eres Mamen?... (...). Bien... yo soy Jon, ya sabes... el chico del Messenger... el amigo de Bob757... pues, eso... que me metí en tu blog y... me encantó, de veras... escribes de puta madre, tía... sobre todo me gustó lo que contaste el otro día... lo de la broma que le gastaste a tu amiga Sandra, je, je... y el cuento del post anterior a ese... ¿era tuyo?... me pareció genial... por cierto... ¿sabes que tienes una voz muy bonita?... (...). ¿Perdona?... ¿que cómo he conseguido tu número de teléfono?... bufff... espera que estoy entrando por un túnel... te oigo fatal..."
El veinteañero colgó. No estábamos entrando en ningún túnel, por lo que supuse que, simplemente, se había quedado sin ideas..... Y yo me quedé sin saber cómo coño había conseguido el número de teléfono de aquella internauta. En fin.
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