Nada nuevo para algunos , pero una aportación que seguro sigue teniendo valor para muchos a pesar de los años.
"Es cierto que en muchas ocasiones la Medicina Moderna nos evita de morir, alivia nuestros malestares y nos ayuda a recuperar la salud. Sin embargo se le adjudican éxitos que no son suyos. El hecho de gozar de buena salud se lo debemos más a los campesinos, obreros de la construcción, fontaneros, recolectores de basuras y maestros. Ya que la nutrición, la vivienda, la canalización de aguas, la limpieza y el saber leer, influye muchísimo más en la salud que los medicamentos.
Igualmente cierto es que la misma Medicina no está libre de riesgos y que muchas veces “es peor el remedio que la enfermedad”. Por ejemplo en los EE.UU. se contabilizan anualmente 12 millones de efectos dañinos causados por los antibióticos, los cuales llegan a causar directamente hasta 2000 muertes.
¿Qué cambios tendría que experimentar la actual asistencia sanitaria para que fuera más respetuosa con los seres humanos y con nuestro planeta? A continuación desarrollo varios aspectos inadecuados con sus posibles mejoras.
1) Frente a una medicina sintomática y parcial: TRATAMIENTOS CAUSALES Y GLOBALES.
La actual asistencia médica tiene una visión estrecha y superficial. Reprime síntomas dejando intocables las causas que los producen, favoreciendo las recaídas y cronificaciones. Percibe al enfermo, aislado de su entorno, y trata partes de su cuerpo, sin tener en cuenta la totalidad del organismo, por lo que a veces supuestamente arregla un pedazo del cuerpo a costa de dañar otro.
Es necesario tener una visión más amplia y profunda. Saber mirar qué hay detrás del síntoma: una señal de alarma, un grito de protesta de nuestro cuerpo por un ritmo de vida inadecuado, una respuesta sabia y constructiva (aunque sea molesta). Y saber ver al cuerpo como una unidad, donde unos órganos tienen relación con otros, al igual que la mente con lo físico. Que son varios factores interrelacionados los que nos suelen enfermar. Y que los malestares de los individuos muchas veces son el reflejo de la sociedad en que vivimos.
2) Ante una medicina consumista y farmacodependiente: MÁS EDUCACIÓN Y MENOS MEDICACIÓN.
La actual medicina desprecia la sabiduría innata de nuestro organismo, y desconfía de la propia capacidad de autocuración. Interviene en el equilibrio corporal con sustancias tóxicas, extrañas al cuerpo, con los consecuentes peligros de efectos secundarios. Nos quiere convencer de que todo se soluciona consumiendo remedios milagrosos, acostumbrándonos a las soluciones cómodas e instantáneas, sin cuestionarnos nuestras creencias y hábitos inadecuados.
Es así como educamos a la gente en la drogodependencia, haciéndolos poco amigos de aprender y cambiar hacia nuevos estilos de vida más saludables.
Por otro lado la industria farmacológica es una fuente importante CONTAMINACIÓN del planeta.
Es necesario que tengamos presente que nuestro cuerpo es sabio y con un enorme poder de curación. Gracias a su instinto de conservación, tiende a curarse por sí mismo, si le aseguramos ciertas condiciones y sabemos esperar un tiempo. La curación no es un acto milagroso, sino un esfuerzo inteligente del cuerpo por recuperar el equilibrio. Muchas enfermedades se curan con el simple hecho de suprimir lo que nos daña, descansar y dejar que el Dr. Tiempo actúe. La gente está necesitada de conocer su cuerpo, apreciarlo, entender los síntomas como lenguaje corporal y saber favorecer la capacidad autocurativa. Más que de intervencionismo médico, estamos necesitados de mejorar nuestro estilo de vida.
3) Frente al médico autoritario-paternalista: EL COMPAÑERO “DOCTOR”.
La actual sociedad educa a los médicos con aires de superioridad, acostumbrados a dictar órdenes y que el paciente obedezca ciegamente, como si lo supieran todo. Meros intermediarios de la industria farmacológica, guardando distancia de sus pacientes y en competición con otros colegas, se encuentran solos ante una carga demasiado pesada: la salud de otros.
Más que ídolos que salvan vidas, estamos necesitados de un compañero de fatigas que haga honor al nombre de “doctor” (“el que enseña”). Comparte lo que sabe (por la lectura y la experiencia) y está dispuesto a aprender de sus pacientes y otros colegas.
La curación se plantea como un trabajo en equipo, codo a codo con sus pacientes. Es consciente que él también tiene mucho de qué curarse, y acompaña a sus pacientes en la lucha cotidiana por la salud.
Dr. Eneko Landaburu (1996)
2 comentarios:
Me parece tan acertado como difícil de avanzar en esta dirección sin la compañía de otros. Ir contracorriente también tiene sus riesgos para la salud.
Genial.Estupenda aportacion.
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