A Agustín García Calvo, que ha muerto esta mañana, nunca le gustaron los homenajes, ni propios ni ajenos, sea pues esto solo un pretexto para escuchar un rato uno de sus poemas de la mano de Amancio Prada y para decir que ahí nos queda la vida de su obra y su pensamiento, de sus palabras.
¡Que la tierra te sea leve, Agustín!
2 comentarios:
Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.
Agustín García Calvo
Aprendí de él que la libertad no se predica, se practica.
Roger
Publicar un comentario