Hijo, quiero que sepas que, a pesar de la distancia, no te olvido. Disculpame por no llamar más a menudo, pero las comunicaciones aquí son bastante difíciles. Confío en que te encuentres bien, sigas estudiando mucho y estés haciendo mucho caso a mamá. Yo sigo como siempre, trabajando mucho y tratando de ahorrar ese dinerito para irlos a visitar lo más pronto posible. Por acá las cosas siguen más o menos igual de duras. Esto está bravo, como nos gusta decir, pero yo no pierdo el ánimo. Como te dije, trabajo en una empresa española bastante grande que se llama Alcala II. Aquí hay más de mil empleados. Pese a todo, el otro día me surgió una oferta mejor después de un roce violento con un compañero. Los jefes me han ofrecido cuatro años más de contrato fijo, pero con otra empresa nueva que, si no me equivoco, se llama algo así como El Salto del Negro. ¿Qué casualidad, no?
Raul Sanchez
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