- ¡No me lo puedo creer! - se quejó, con la boca todavía pastosa, los ojos medio cerrados por las legañas - Aquí estamos, el día después de ganar las elecciones, en esta cama carísima, somos el Presidente de la nación más poderosa de la tierra y su encantadora primera dama…. Y después de tantos años de sacrificio para llegar a la Casa Blanca, resulta que no puedo ver mi programa favorito, porque por más que pulso el puñetero mando a distancia la tele de plasma no se enciende.
- Cariño - preguntó su encantadora primera dama, retirándose el antifaz que se colocaba para dormir - … ¿qué mando es ese?
Surcando el polvoriento cielo del este, los reactores ronroneaban amorosos.
3 comentarios:
Gran error diria yo, por cosas como esas se empieza una guerra.
Un pequeño error para el Señor Presidente y una gran cagada para la humanidad.
Al hilo de las conversaciones de los tres de las Azores en el rancho tejano, que salen estos días en El Pais, os imaginais estos personajes y con esta calaña gobernando nuestras vidas,.....
Publicar un comentario