Desde Ortuella: Lo que quiero sin querer // Iñaki Beitia.
sábado, 16 de abril de 2011
De Islandia no se habla.
Y visto y oído el vídeo , es evidente porqué.
6 comentarios:
Jose Carlos
dijo...
A diferencia del resto de la periferia europea (países del este y PIIGS) Islandia está haciendo asumir las pérdidas a los acreedores. Casi todos los fondos hedge, fondos de inversión, bancos europeos, ... que habían especulado en la burbuja nórdica, se han visto obligados a aceptar una quita del 70%. Curiosamente, después de negarse a socializar las pérdidas privadas la deuda pública islandesa paga menos prima de riesgo que la española o la italiana.
Resumimos la historia de la penetración del neoliberalismo en Islandia:
En 1850 Islandia era una colonia semifeudal de Dinamarca. La corona danesa y la iglesia luterana eran propietarias de la mitad de la tierra cultivable. En 1918, tras la primera guerra mundial, los islandeses consiguieron la independencia (aunque manteniendo el estatus de semi-dominio). La mecanización de la flota pesquera permitió la acumulación de divisas y la aparición de un poderoso sector comercial importador dominado por unas 14 familias (popularmente conocidas por "el pulpo") que controlaban todos los sectores de la economía ( - pesca, transportes, banca, seguros, comercio, ... - ) y el gobierno.
Tras la 2ª G.M. la economía creció gracias al incremento de la pesca, el Plan Marshall y la instalación de una gran base de la OTAN en la isla. La prosperidad contribuyó a la instauración de un estado del bienestar semejante al escandinavo con un nivel y distribución de la renta semejante al del resto de países nórdicos. Sin embargo, la oligarquía (el pulpo) seguía controlando los centros neurálgicos de la economía y el gobierno.
A principios de los 80 las ideas neoliberales empezaron a penetrar en la isla de la mano del periódico "La locomotora" (órgano de expresión del ESADE islandés) , que promovió la desregulación a ultranza, subcontratación a empresas privadas de los servicios públicos, la privatización de las flotas municipales y de las empresas públicas. Los dos futuros primeros ministros Oddsson y Haarde fueron miembros del consejo de redacción.
La "neoliberalización" de Islandia arrancó con pie firme a partir de 1994 con su aproximación a la Unión Europea que implicó la supresión de las restricciones al movimiento de mercancías, capitales y trabajadores.
En 1998 se privatizó la banca pública. El nuevo sector bancario privatizado giraría en torno a tres bancos: Landsbanki, Kaupthing y Glitnir. Los nuevos propietarios de los bancos establecieron compañías private-equity que adquirieron grandes participaciones en dichos bancos de forma que todo el sector quedó en muy pocas manos. La construcción de una enorme presa hidroeléctrica financiada con fondos públicos y la construcción de un gigantesca planta de aluminio, propiedad de Alcoa, generaron cuantiosas entradas de capitales exteriores.
A principios del nuevo milenio el neoliberalismo se había instaurado definitivamente en Islandia. Se rebajaron los impuestos sobre la renta y el patrimonio (desaparecido) de los más ricos y el impuesto de sociedades se rebajó hasta figurar entre los más bajos de la OCDE con el objetivo de convertir la isla en un nuevo paraíso fiscal.
Pero la codicia de los nuevos banqueros y dirigentes apuntaba más lejos. Las burbujas crediticias se estaban desarrollando en las finanzas anglosajonas y los noveles financieros apostaron fuerte para apuntarse a la corrida convirtiendo Islandia en un centro financiero internacional offshore.
Usando sus participaciones como colateral, procedieron a pedir grandes créditos de sus propios bancos utilizándolos para comprar acciones de estos mismos bancos con lo que se disparó la cotización de sus acciones. En el tinglado participaron los tres bancos cruzándose préstamos y acciones entre sí consiguiendo así que dispararan las cotizaciones del conjunto.
El recalentamiento bursátil subsiguiente fue estratosférico (x 9 entre 2001 y 2007). Las descaradas manipulaciones fueron disimuladas al estilo Enron: los bancos abrieron un carrusel de compañías subsidiarias en opacos paraísos fiscales (Luxemburgo, Isla de Man, Islas Vírgenes Británicas, ...) donde aparcar a salvo de curiosos sus heterodoxas transacciones.
Se desencadeno la euforia general. Los precios de la vivienda se dispararon. Los mercados se enamoraron del nuevo tigre nórdico y los islandeses pasaron a endeudarse en euros, francos suizos o yens que se ofrecían a tipos de interés inferiores a los contratados en moneda islandesa. Islandia había entrado en la Champions League de las finanzas. A finales de 2007 los activos de los tres bancos representaban casi ocho veces el PIB islandés y sus banqueros ('Viking raiders') rivalizaban en stock options y despilfarro de lujo con sus congéneres de Londres o Wall Street.
Como hablar en los telediarios de cosas que nos podrian animar a la revuelta colectiva, a ir pensando que toda la rabia que venimos acumulando puede tener salidas.
6 comentarios:
A diferencia del resto de la periferia europea (países del este y PIIGS) Islandia está haciendo asumir las pérdidas a los acreedores. Casi todos los fondos hedge, fondos de inversión, bancos europeos, ... que habían especulado en la burbuja nórdica, se han visto obligados a aceptar una quita del 70%. Curiosamente, después de negarse a socializar las pérdidas privadas la deuda pública islandesa paga menos prima de riesgo que la española o la italiana.
Resumimos la historia de la penetración del neoliberalismo en Islandia:
En 1850 Islandia era una colonia semifeudal de Dinamarca. La corona danesa y la iglesia luterana eran propietarias de la mitad de la tierra cultivable. En 1918, tras la primera guerra mundial, los islandeses consiguieron la independencia (aunque manteniendo el estatus de semi-dominio). La mecanización de la flota pesquera permitió la acumulación de divisas y la aparición de un poderoso sector comercial importador dominado por unas 14 familias (popularmente conocidas por "el pulpo") que controlaban todos los sectores de la economía ( - pesca, transportes, banca, seguros, comercio, ... - ) y el gobierno.
Tras la 2ª G.M. la economía creció gracias al incremento de la pesca, el Plan Marshall y la instalación de una gran base de la OTAN en la isla. La prosperidad contribuyó a la instauración de un estado del bienestar semejante al escandinavo con un nivel y distribución de la renta semejante al del resto de países nórdicos. Sin embargo, la oligarquía (el pulpo) seguía controlando los centros neurálgicos de la economía y el gobierno.
A principios de los 80 las ideas neoliberales empezaron a penetrar en la isla de la mano del periódico "La locomotora" (órgano de expresión del ESADE islandés) , que promovió la desregulación a ultranza, subcontratación a empresas privadas de los servicios públicos, la privatización de las flotas municipales y de las empresas públicas. Los dos futuros primeros ministros Oddsson y Haarde fueron miembros del consejo de redacción.
La "neoliberalización" de Islandia arrancó con pie firme a partir de 1994 con su aproximación a la Unión Europea que implicó la supresión de las restricciones al movimiento de mercancías, capitales y trabajadores.
En 1998 se privatizó la banca pública. El nuevo sector bancario privatizado giraría en torno a tres bancos: Landsbanki, Kaupthing y Glitnir. Los nuevos propietarios de los bancos establecieron compañías private-equity que adquirieron grandes participaciones en dichos bancos de forma que todo el sector quedó en muy pocas manos. La construcción de una enorme presa hidroeléctrica financiada con fondos públicos y la construcción de un gigantesca planta de aluminio, propiedad de Alcoa, generaron cuantiosas entradas de capitales exteriores.
A principios del nuevo milenio el neoliberalismo se había instaurado definitivamente en Islandia. Se rebajaron los impuestos sobre la renta y el patrimonio (desaparecido) de los más ricos y el impuesto de sociedades se rebajó hasta figurar entre los más bajos de la OCDE con el objetivo de convertir la isla en un nuevo paraíso fiscal.
(Continua)
Pero la codicia de los nuevos banqueros y dirigentes apuntaba más lejos. Las burbujas crediticias se estaban desarrollando en las finanzas anglosajonas y los noveles financieros apostaron fuerte para apuntarse a la corrida convirtiendo Islandia en un centro financiero internacional offshore.
Usando sus participaciones como colateral, procedieron a pedir grandes créditos de sus propios bancos utilizándolos para comprar acciones de estos mismos bancos con lo que se disparó la cotización de sus acciones. En el tinglado participaron los tres bancos cruzándose préstamos y acciones entre sí consiguiendo así que dispararan las cotizaciones del conjunto.
El recalentamiento bursátil subsiguiente fue estratosférico (x 9 entre 2001 y 2007). Las descaradas manipulaciones fueron disimuladas al estilo Enron: los bancos abrieron un carrusel de compañías subsidiarias en opacos paraísos fiscales (Luxemburgo, Isla de Man, Islas Vírgenes Británicas, ...) donde aparcar a salvo de curiosos sus heterodoxas transacciones.
Se desencadeno la euforia general. Los precios de la vivienda se dispararon. Los mercados se enamoraron del nuevo tigre nórdico y los islandeses pasaron a endeudarse en euros, francos suizos o yens que se ofrecían a tipos de interés inferiores a los contratados en moneda islandesa. Islandia había entrado en la Champions League de las finanzas. A finales de 2007 los activos de los tres bancos representaban casi ocho veces el PIB islandés y sus banqueros ('Viking raiders') rivalizaban en stock options y despilfarro de lujo con sus congéneres de Londres o Wall Street.
Aquí todos tambien debieramos ser Islandia y otro gallo nos cantaria.
Como hablar en los telediarios de cosas que nos podrian animar a la revuelta colectiva, a ir pensando que toda la rabia que venimos acumulando puede tener salidas.
Si no se habla sobre ello, no se piensa en otras posibilidades que seguir al carro.
Leeros esto que está muy bien:
http://ianasagasti.blogs.com/files/islandia.pdf
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