Con la actual legislación, pocas inversiones, públicas o privadas, son más rentables que la de comprarse una pensión de la Seguridad Social. Es legal, y se puede hacer con un descuento del 40%.
El sistema es conocido y se basa en la absurda norma de utilizar solo los 15 últimos años para calcular la base de la pensión que se va a cobrar. Eso significa que una persona que cotice los primeros 20 años de su vida laboral con las bases mínimas y los últimos años con las bases máximas se lleva de premio la pensión máxima, igual que si hubiera cotizado durante 35 años con esas cotizaciones máximas.
Ciertamente, hoy el sistema no está al alcance de todo el mundo, pero los millones de autónomos, profesionales, agricultores, etcétera, que tienen libertad de elegir sus cotizaciones lo pueden hacer todavía. Antes, cuando el sistema era más absurdo y la pensión se calculaba con tan solo los dos últimos años de referencia, la compra de pensiones se realizaba masivamente también por todos aquellos trabajadores del Régimen General que tenían buena relación con su patrón y que pactaban con él la compra de la pensión. El sistema, en este caso, ha ido abandonándose progresivamente, al ir elevándose los años de cálculo de aquellos dos años iniciales a los ocho años posteriores y a los 15 años actuales.
El negocio es espectacular. Con el actual plazo de 15 años, un trabajador "normal" que cotice por "máximos" tiene que pagar anualmente 11.474 euros de cotizaciones, por lo que a lo largo de sus 35 años de vida laboral ha aportado al sistema el equivalente a 401.604 euros actuales. Sin embargo, si ese trabajador puede (y decide) cotizar los primeros 20 años "por mínimos" y solo los últimos 15 años "por máximos", habría cotizado el equivalente a tan solo 232.523 euros actuales. Es decir, la ley le permite ahorrarse 169.080 euros en cotizaciones, por lo que puede comprarse la pensión con un descuento del 40%. Al final, los dos trabajadores tendrían la misma pensión, pero nuestro avispado cotizante tendrá además un apartamento en la playa pagado con lo que se ha ahorrado en las cotizaciones. Una bicoca.
Evidentemente, este fenómeno de comprarse la pensión es ruinoso para la estabilidad financiera del sistema y supone una afrenta a los trabajadores que cotizan de acuerdo a salarios reales. Son millones las personas que han venido comprando sus pensiones. Para tener un orden de magnitud: si suponemos que un millón de personas han comprado históricamente su pensión máxima, o que dos millones han comprado su pensión media, resultaría que la caja de la Seguridad Social ha permitido un agujero financiero de 169.000 millones de euros a valor actual.
¿Por qué ha podido mantenerse este absurdo económico hasta hoy? Yo no tengo explicación racional para ello. Cuando hace casi 20 años se aumentó progresivamente los años de cálculo de dos años a ocho años, hubo incluso una huelga general. Ahora que el Gobierno propone pasar de 15 a 25 años, se levanta de nuevo una oleada de protestas, incluidas las de los sindicatos que representan a los trabajadores del Régimen General, por lo que parece que solo se va a subir el periodo de computo a 20 años. Los autónomos les estaremos muy agradecidos a los sindicatos por poder seguir chupando de la caja general del sistema, aunque en el futuro con un poco menos de rendimiento.
Desde luego, no es cierto que extender el periodo de cálculo a 20 años tenga que suponer una rebaja de la base de cotización. Es cierto que cuando se computan 20 años en lugar de 15 años, las cotizaciones más antiguas se revalorizan solo en función del IPC, que crece menos que el nivel salarial medio, con lo que el resultado final es que la base reguladora queda peor con 20 años de cómputo que con 15 años. Pero ese problema tiene una fácil solución técnica, cual es la de revalorizar los años antiguos con el índice de salarios y no con el IPC, con lo cual ese fenómeno ya no se produciría.
De hecho, por ejemplo, el grupo Lagunaro, que asegura las pensiones de los cooperativistas del MCC, actualiza las cotizaciones antiguas con un índice intermedio entre el IPC y el índice de evolución de los salarios, a fin de minimizar este problema.
Tampoco es cierto que cuanto más viejo se es mejores salarios se tiene y que por eso es mejor usar para el cálculo los últimos años de cotización que los anteriores. Hoy son cientos de miles los trabajadores que ven truncada su carrera laboral al llegar a la frontera fatídica de los 55-60 años y que entran en paro o situaciones similares que implican menor cotización. El sistema es particularmente injusto con aquellos trabajadores que empezaron a trabajar muy jóvenes y que acumulan 40 años de cotizaciones normales, pero que en los últimos años se ven inmersos en una crisis de empleo que les hace perder una parte desproporcionada de su derecho a pensión. Para estos trabajadores, atender a su vida laboral entera es mucho mejor que atender a lo sucedido en los últimos 15 años. Y es mucho más justo.
Así que termino con la pregunta que me asalta cada vez que veo las resistencias al cambio. ¿Por qué los trabajadores del Régimen General y sus sindicatos tienen tanto interés en que los autónomos como yo podamos seguir comprando nuestras pensiones a bajo precio? A lo mejor alguien me lo explica, pero mientras tanto, les doy las gracias por su generosidad.
Articulo aparecido en "El Pais" el 17-10-2010
Javier Olaverri
2 comentarios:
Verdades como puños!!!
Y también habría que contar que esos autonómos que cotizan tan poco y que tanto defraudan, realizan declaraciones bajo mínimos, les dan a devolver, y como engañan al sistema que piensa que son pobres, consiguen un piso de protección oficial (mientran se compran un chalet o un piso de 600.000 euros) y no sueltan el piso de VPO (para sus hijos o cualquier familiar al que ayudar) y encima reciben becas de estudios,... Y lo peor de todo es que luego lo cuentan en los colegios y en la panadería y se ríen de lo listos que son y cómo engañan al sistema, a la sociedad y a todo el mundo. Y el resto le ríe la gracía y le alaba su agilidad mental. Y así nos va.
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