Un día en la carpintería de mi pueblo se reunieron las herramientas para hablar de sus cualidades.
Para coordinar la reunión se puso al frente el martillo. Pero las herramientas dijeron que no le querían. Golpeaba mucho y hacía mucho ruido.
Entonces se puso al frente la de reunión el tornillo. Pero las herramientas dijeron que no le querían porque daba muchas vueltas.
El tornillo dejó paso al frente del grupo a la lija. Pero el grupo tampoco la quiso porque era muy áspera y siempre se rozaba con las demás herramientas.
Intentó organizar el grupo el metro. Pero el grupo tampoco lo quiso porque se pasaba el tiempo midiendo a las demás.
En ese momento entró la carpintera. Se puso el delantal y comenzó a trabajar. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Así es como consiguió hacer un bello mueble.
Al anochecer la carpintería se quedó sola y las herramientas se reunieron de nuevo.
Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho y dijo:
"Señoras, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero la carpintera trabaja con lo mejor de nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosas. El martillo es fuerte. El tornillo une y da fuerza. La lija es especial para afinar y limar asperezas. El metro es preciso y exacto."
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