El mar estaba muy picado hacía varios días. La visibilidad era muy precaria. El capitán del enorme acorazado recomendó a su tripulación permanecer alerta.
- Por favor informe inmediatamente cualquier novedad. - Ordenó con seguridad el capitán a su segundo.
Tan pronto oscureció uno de los marinos anunció:
- Atención. Una luz esta brillando hacia el norte.
- ¿Se está moviendo o está quieta? - preguntó el capitán.
- ¡ Se está moviendo! - respondió el segundo.
El capitán llamó a el encargado de las señales y le dijo:
Avísele a esa embarcación que si sigue en esa dirección está en grave riesgo de estrellarse contra nosotros. Aconséjele que vire 20 grados hacia el este.
Como no hubo respuesta y la luz seguía acercándose el capitán decidió encargarse personalmente de la situación.
-Atención, atención. Habla el capitán de este gran acorazado. Le advertimos una vez más, cambie de curso o nos estrellaremos contra Ustedes. Háganlo ahora.- Insistió el capitán con firmeza.
Entonces una voz tranquila y segura respondió:
-Aquí habla Antonio Pérez. Acorazado, cambie Usted su rumbo 20 grados hacia el este.
Al oír esto el capitán, ya salido de las casillas y casi gritando, dijo: Por última vez marinero. Este es un barco de guerra, vire inmediatamente 20 grados hacia el este.
Y la respuesta que recibió fue:
- Yo soy el faro. Usted es el que debe cambiar el curso.
4 comentarios:
Lo que cuesta la mayoria de las veces reconocer que a lo mejor hay que mirar al interior para que las cosas cambien un poquito.
Me ha gustado.
Los hay cabezotas y que se creen la releche...
Un amigo mio tuvo un hijo tan cabezón que lo bautizaron a golpe de cubos de agua bendita.
Me ha parecido precioso.Animo con lo de los relatos.
La verdad es el faro contra el que se estrellan diariamente los acorazados de los intereses económicos e ideológicos de nuestro entorno. Ellos intentan que la verdad se aparte o se esconda pero iniciativas como la de este blog ayudan a que brille con luz más intensa. Eskerrik asko.
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