Que lejos queda ya, con la tecnología disponible, aquella prevención que nos hacia Malcoln X en la que nos recordaba "que ante los medios de comunicación, si no estás prevenido te harán amar al opresor y odiar al oprimido".
La manipulación de la opinión publica a medida que la edad de la persona le hace mas usuaria de los dispositivos móviles y las redes sociales se hace cada vez más basándose en la publicación de mensajes muy numerosos, teledirigidos e interactuando en redes como si fuesen opiniones de otras personas y de falsas noticias que siguen las mismas rutas.
Esto además se ha convertido es un gran negocio para las empresas y grupos que se lo saben montar y se dirigen a los grupos de población mas joven que no suele usar para crearse una opinión o un criterio las teles, el Deia , El Correo o la basura de lo que son los periódicos gratuitos que suelen usar las autoridades locales.
La manipulación de la opinión publica a medida que la edad de la persona le hace mas usuaria de los dispositivos móviles y las redes sociales se hace cada vez más basándose en la publicación de mensajes muy numerosos, teledirigidos e interactuando en redes como si fuesen opiniones de otras personas y de falsas noticias que siguen las mismas rutas.
Esto además se ha convertido es un gran negocio para las empresas y grupos que se lo saben montar y se dirigen a los grupos de población mas joven que no suele usar para crearse una opinión o un criterio las teles, el Deia , El Correo o la basura de lo que son los periódicos gratuitos que suelen usar las autoridades locales.
Este nuevo mercado del marketing digital está contaminando enormemente el
debate político, ha intoxicado a los medios y está a punto de romper Internet. Las redes sociales que tanta gente usa a troche y moche está
invadida de este tipo de publicaciones lo que hace que la formación
de opinión y de criterio está cada vez más dirigida por mensajes que son tan
reales como un espejismo en el desierto.
Y sus autores no son hackers, porque no hace falta. Son publicitarios,
periodistas y vendedores en paro, pero también estudiantes y amas de casa en
apuros. No necesitan ser programadores, solo manejarse en las redes y gestionar
un enjambre de cyborgs en distintas misiones. Su salario depende de su
eficiencia, pero no cobran mucho. Es un trabajo precario en una economía
brutal.
Si el "cliente" quiere generar interés en torno a una idea o un nuevo
producto, el enjambre busca espacios de interés y produce cientos-miles de
comentarios positivos y los disemina rápidamente por medios, foros y tiendas
online. Si el "cliente" quiere deshacerse del rival o de la competencia, el enjambre hace lo
mismo pero para difamar. El enjambre ataca en grupo: los perfiles falsos se
enlazan y se dan la razón unos a otros, tanto para defender un producto como
para destrozar a un rival con abusos verbales o acabar con un tema a base de provocación.
Naturalmente los contratantes de las campañas no son los verdaderos autores intelectuales o los verdaderos interesados. Les contrata la
agencia o "el spin doctor" que lleva la campaña. Y no les contrata a
ellos solos. Combinará a los trolls con agresivas herramientas de Big Data y
marketing personalizado y la segmentación por perfiles de plataformas como
Facebook y Twitter. Este engendro venenoso se ha convertido en la
gran máquina de propaganda política de nuestro tiempo. La navaja suiza de las
campañas políticas online.
Como se ha visto en las campañas del Brexit o en las elecciones americanas de las que salió elegido el del flequillo, y estos solo son ejemplos muy verificados, estas empresas tienen perfiles psicológicos de muchos millones de adultos con 5.000 rasgos diferentes de cada uno.
El negocio es ganar dinero haciendo campañas contaminantes,
distorsionando la realidad con ayuda de cientos de trabajadores precarios,
ordenadores conectados, teléfonos móviles y mucha electricidad. Además como las famosas
fábricas de explotación de la industria textil o la informática, estas empresas plantan su
casa allí donde el negocio encuentra menos obstáculos. En este caso, donde la
electrónica y la mano de obra sea barata, la legislación sea laxa y les hagan
descuento en la factura de la luz. No es un negocio nacionalista. Es un negocio
global.Así que no busqueis necesariamente a los autores materiales en la puerta de al lado.
Y lo peor de todo , cada vez más todo el mundo está usando esas tácticas en todos lados.
Nunca insistiré suficiente en la importancia de la educación del sentido crítico.
Y lo peor de todo , cada vez más todo el mundo está usando esas tácticas en todos lados.
Nunca insistiré suficiente en la importancia de la educación del sentido crítico.
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