Era nuestro sueño, estar siempre juntos. No separarnos
jamás. Sin embargo he de decirte que desde que pasó aquello, tu actitud me
disgusta. La veo del todo inconveniente y algo indecorosa. Sin ir más lejos, la
semana pasada rompiste los frenos de mi coche, hace dos días echaste lejía en
mi botella de agua y hoy has aflojado los tornillos de la barandilla del
balcón. Es cierto, te prometí estar siempre juntos, pero yo no tengo la culpa
de que tú fallecieras primero. No seas impaciente.
Fernando Morante
No hay comentarios:
Publicar un comentario