Hace muchísimos años en China, un campesino se fue a la ciudad para vender la cosecha
de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se
reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron. Cuando tenía ya que regresar, confuso por la bebida, recordó que su mujer le había
pedido algo, pero no sabía qué era, no lo podía recordar. Entonces compró en una tienda lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al
pueblo.
Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus
campos.
La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. Su madre le preguntó porqué lloraba y la mujer dándole el espejo , le dijo:
-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
-No tienes de qué preocuparte, es una vieja.
Cuento tradicional chino
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