jueves, 12 de junio de 2008

Hogar, dulce hogar.

Isabel se enteró por casualidad de que sus padres le habían puesto un detective para averiguar qué hacía la noche de los sábados y ella respondió poniéndoles otro para averiguar quienes eran ese par de extraños que todo lo arreglaban con dinero.

Cuando sus padres le mostraron con gesto grave un vídeo en el que aparecía fumándose un canuto en compañía de unas amigas, Isabel sacó una cinta en la que se veía a su madre en la peluquería presumiendo, mientras se hacía las uñas, de ser una experta en la explotación de criadas marroquíes. (Las criadas le llegaban a través de una empresa de trabajo temporal de la que era gerente su marido y que surtía también a la construcción de trabajadores, dos de los cuales habían perdido la vida el último mes por falta de medidas de seguridad).

Cuando los padres sacaron unas fotografías de Isabel besándose en una esquina con su novia, Isabel sacó unas fotos de su padre metiéndole mano a una adolescente en un club de carretera donde le hacían un descuento, ya que a través de la ETT que regentaba, y en la que tenía en nómina a un par de peces gordos, surtía de inmigrantes la barra de varios clubes de alterne.

Cuando los padres dejaron de sacar cosas, Isabel todavía les mostró un par de fotos en las que aparecían en misa de doce.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando la confianza y la falta de respeto faltan...apaga y vámonos...
la desconfianza, la mentira son sus más temidos enemigos...

Saludos...