sábado, 8 de noviembre de 2014

Demoledor informe sobre la pobreza y la exclusion.( VII informe FOESSA)

Uno de cada cinco ciudadanos de nuestro país sufre precariedad laboral, sanitaria o falta de vivienda. La mayor encuesta sobre exclusión social que se realiza en el Estado español, el VII Informe Foessa, refleja una realidad difícil de asumir, pero que se palpa con los dedos a poco que observemos la realidad.
Los datos son reveladores: el 25% de la población española es excluida, y casi la mitad de ellos (cinco millones) se encuentran en exclusión severa. Muchos de ellos desde hace tiempo: dos de cada tres personas ya estaban en esta situación antes de la llamada crisis. La precariedad, según constata el informe, afecta a ámbitos como la vivienda o la salud. De los 11,7 millones de excluidos, el 77,1% padecen exclusión del empleo, el 61,7% de la vivienda y el 46% de la salud. Un tercio de los jóvenes viven en hogares excluidos: "la generación hipotecada".



"No es un informe catastrofista, sino de futuro, desde la realidad de los que más sufren", dicen desde Cáritas, apuntando que "el crecimiento económico, por sí solo, no genera equidad". "Estamos ante una crisis de modelo social, no ante unos vaivenes económicos". "En época de bonanza, hemos mantenido una pobreza", lo que se refleja en los datos: antes de lo que llaman crisis ya había muchos, demasiados, excluidos.

"La llamada crisis no ha afectado a todos por igual. Ha afectado mucho más a los que ya estaban excluidos, a los más vulnerables. Incluso, ha llegado a erosionar la dignidad de las personas", y como ejemplo de la desastrosa politica de inmigración :"los últimos acontecimientos en la frontera sur nos lo demuestran". En tercer lugar, "para combatir la pobreza y la exclusión hay que potenciar los procesos de inclusión social". "Tenemos que hacer un esfuerzo de coherencia. Si no es así, podemos generar una sociedad sin personas, que vaya bien en lo macroeconómico pero que sea insufrible en el día a día".
Tambien proponen una lucha contra la corrupción. "Hay que subrayar la masiva necesidad de moralizar la sociedad. Tenemos que volver a invocar a la ética para generar hospitalidad en vez de construir vallas; valores cívicos frente a la globalización de la indiferencia; un clamor para erradicar la inmoralidad pública; y una súplica a la moral para que todos nos sintamos miembros de la misma familia. No podemos olvidar que vivimos en un mundo fracturado, o mirar a los hermanos del Sur que siguen sufriendo y muriendo".

A modo de propuestas, apuntan:

o Considerarlos indicadores de desigualdad, pobreza, exclusión social y privación material como indicadores privilegiados que permitan un diagnóstico riguroso de desarrollo social.

o Evaluar la acción política a la vista del impacto que tiene sobre estos indicadores, con especial atención las políticas que contribuyen al auténtico desarrollo: sanidad, educación, empleo, redistribución de la riqueza y garantía de ingresos.

o Conseguir que la protección social alcance estándares básicos en todo el territorio y que se haga operativa a través de un sistema de «garantía de mínimos».

o Desarrollar una protección social basada en el fortalecimiento de los servicios sociales públicos, que no quede reducida a la mera gestión de las prestaciones económicas.

o Construir un compromiso redistributivo ético que nos acerque a la media europea. A este respecto, los impuestos no pueden quedar al margen de la obligada cohesión social, ya que no es posible mantener un sistema de servicios públicos equitativo y de calidad sin la aportación de todos los ciudadanos al mismo, cada uno en función de sus ingresos y su patrimonio.

o Considerar el gasto social como «inversión social», dando prioridad a aquellos ámbitos que son más correctores en términos de desigualdad, como sanidad, educación, pensiones y rentas mínimas.

o Eliminar la sobrecarga que recae sobre los hogares, tanto por el debilitamiento de los servicios públicos como por el impacto de la crisis.

o Desarrollar políticas familiares eficaces y con recursos suficientes que contrarresten, entre otros, el riesgo actual que conlleva la presencia de menores en el hogar.

o Poner en marcha de una política eficaz que evite la transmisión intergeneracional de la pobreza, que es uno de los peligros latentes hoy y de especial gravedad para el futuro.

( Gracias Macri por tu aportación)


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mal modelo de sociedad hemos elegido.Miope e insolidario, y por ese camino no llegaremos a buen sitio.

Anónimo dijo...

Estamos a tiempo para una reacción colectiva o esto no tendrá buena salida.La crisis es la consecuencia de un modelo no es causa ojala entendamos que es el fruto ineludible de un modelo social concreto al que la propia crisis retroalimenta y fortalece.

Si nuestro modelo de distribución de la renta no reduce la desigualdad en épocas de bonanza.Ya con vacas flacas ni te digo. El porcentaje de hogares afectados simultáneamente por problemas de privación material y de pobreza monetaria ha aumentado casi un 50%. Además no ha afectado a todos por igual:son las familias de mayor tamaño las que más afectadas se han visto. Familias en las que hay muchos niños y jóvenes.Se ha multiplicado la vulnerabilidad de la juventud. Ha medio barrido la incipiente inmigración.Además de no invertirse la tendencia de las bajas tasas de fecundidad , estaremos poniendo en riesgo el modelo social, pues estaríamos en una dinámica demográfica muy negativa.

Paco A. dijo...

Infumable situación.Nos están jodiendo por todos los lados.